8 de marzo: día de la mujer trabajadora. Un breve recorrido histórico

Poster soviético de 1932 conmemorando el 8 de marzo

El día de la mujer trabajadora no debe perder su carácter combativo, de hecho esa debería ser su principal característica. En este sentido, hay quienes sacan pecho y muestran una aparente progresía que, en realidad, esconde a menudo una repugnante condescendencia, ya que todavía hay quienes conciben a la mujer como el sexo débil. Sin embargo, cualquier ser humano que pueda soportar los dolores de un parto, no debería entenderse como débil. A pesar de ello, es cierto que los hombres a lo largo de la historia han generado una situación de desequilibrio. Por ese motivo, en la actualidad, con la intención de lograr un reequilibrio, hay que apostar por potenciar el papel de la mujer en la sociedad, aunque sin tutelajes de ningún tipo.

De acuerdo con lo dicho, el 8 de marzo, aunque oficialmente solo se considere "un día más", sí puede ser punto de inflexión que no debe perder su carácter reivindicativo y transformador. Dado que, actualmente, desde algunos sectores, se vacía de contenido este día y se pretende hacerlo pasar por una festividad cualquiera. En consecuencia, lo primero es contextualizar, y así pues es bueno conocer la compleja historia social que  encierra un día como este. Los orígenes del 8 de marzo deben de buscarse en el Partido Socialista Norteamericano (PSN). Este partido desde 1908 venía realizando unas jornadas políticas conocidas como Women´s Day. Dichas jornadas venían motivadas por una lucha obrera y política (como la conquista del sufragio femenino). En 1909 el PSN acuerda que cada año, el último domingo de febrero, se celebren estas jornadas. La idea tarda poco tiempo en exportarse a Europa.

Sin embargo, ese mismo año se lleva a cabo en Nueva York, la gran huelga de las obreras de la Compañía de Blusas Triangle. El acto reivindicativo tenía un abanico de peticiones laborales y políticas, pero también de otra índole como, por ejemplo, la sensata petición de que la empresa habilitara unas salidas de emergencia y que se prohibiera cerrar las puertas durante la jornada laboral. Fracasada la huelga, dos años después, es cuando tiene lugar el tristemente famoso incendio, cuyas consecuencias dramáticas pudieron atenuarse si se hubieran satisfecho las demandas anteriormente citadas. Es en ese momento cuando la Liga Nacional de Mujeres Sindicalistas emprendió una campaña para tratar de evitar que dolorosos acontecimientos como éste no se volvieran a repetir.

Al margen del duro incendio, en Europa, año a año, el día iba cobrando nuevo significado y cogiendo más fuerza. Es ya en 1914 cuando el 8 de marzo se realizan varios actos en Suecia, Francia y Alemania. Precisamente ese año en Alemania, y el siguiente en Oslo, tienen un carácter de oposición a la Primera Guerra Mundial. Ese principio de no intervención, como es bien sabido, coincidía con la postura de los partidos comunistas, que entendían el conflicto como una guerra entre capitalistas. Pero, fue definitivamente el 8 de marzo de 1917 en Rusia, cuando las mujeres salen a la calle pidiendo pan y el regreso de los combatientes, coincidiendo también con la postura del Partido Bolchevique. De modo que, una vez la Revolución de Octubre se encontraba plenamente asentada, Alexandra Kollontai (Comisaria del Pueblo para la Asistencia Pública) logró el reconocimiento oficial del 8 de marzo por parte de la Unión Soviética, convirtiéndose tal día en festivo.

Efectivamente, esto es una pequeña radiografía de un breve esquema de algo tan enorme como es el origen histórico de 8 de marzo. En cambio, sí que permite dilucidar algo que en la actualidad no se hace referencia alguna: la relación del movimiento obrero con este día. A pesar de que el feminismo en la actualidad es un movimiento compuesto por muchas más sensibilidades (entre las que hay que destacan con luz propia las aportaciones del conocido como feminismo radical) no es justo minusvalorar los aportes del movimiento obrero al 8 de marzo. Ahora parece ser que es una festividad carente de significado, rodeada de cierta parafernalia reivindicativa, que no son más que meros adornos formales que jamás cuestionarían los cimientos de una sociedad patriarcal, la cual se escandalizaría si escuchara hablar de, por ejemplo, poliandria. A lo cual debemos preguntar: ¿por qué?




2 comentarios:

  1. Muy buen material!, muchísimas gracias! está buenísimo! que ande usted bien! Beso!

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    1. Muy agradecido, me alegro de que este artículo guste. Feliz y combativo 8 de marzo. Un beso.

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