¿Dónde existe la censura?


Introducción

La libertad de expresión es una máxima que se entiende incuestionable en cualquier régimen que diga ser democrático. No en vano suele alcanzar el rango de derecho constitucional en las normas supremas de los respectos ordenamientos jurídicos mundiales, revestidos, en teoría, de varios mecanismos que la protegen. Es más, en términos formales, en la mayoría de sistemas occidentales únicamente se cuestiona la libertad de expresión cuando colisiona frontalmente con derechos de terceros, como por ejemplo el derecho al honor. Siempre hablando en términos formales no suele haber problemas al emitir las opiniones particulares sobre asuntos concretos.

Se podría deducir que no debería de existir la censura, al menos, en las democracias occidentales, y que el derecho a la libertad de expresión ejercido con responsabilidad no contempla de límites. ¿Es realmente así? La censura se puede definir como el conjunto de acciones dirigidas a impedir o dificultar el acceso de la gente a la libre información. En este sentido, se puede destacar una censura activa cuando a una persona no le permiten mostrar sus opiniones, o una censura pasiva cuando el sujeto no recibe una determinada información porque se ha decidido no publicarla, o se ha hecho de manera sesgada.

Capacidad para censurar

La pregunta que toca plantear es: ¿quién podría ejercer la censura? Evidentemente, los medios de comunicación (el cuarto poder) siempre y cuando dichos medios tengan la suficiente influencia, y ocupen una cuota comunicacional tan amplia como para entender que recibir y transmitir información por otras vías es harto complicado y costoso. El siguiente paso requeriría observar si pudieran existir intereses en que estos medios practicaran la censura, es decir, antes de analizar si existe o no la censura, ver si podría haber motivación para ello.

¿Qué son, en primera instancia, los medios de comunicación? La respuesta es sencilla: empresas privadas, por lo que el interés principal de éstos debería ser el afán de lucro. Además, los grandes emporios mediáticos cotizan en bolsa a niveles altísimos; sus propietarios, accionistas, etc. son personas que deben manejar grandes cantidades de dinero y, con casi toda seguridad gustarán seguir gozando de su nivel de vida. Son conscientes de que su fuente de ingresos es su empresa, su sociedad (anónima o limitada) y tratarán de hacerla rentable al máximo nivel posible.

La naturaleza económica de los medios comunicación debe completarse con la máxima de que ningún Estado es neutro ideológicamente, que existe una ideología concreta que guía y determina las actuaciones en un sentido estricto hacia unas metas determinadas. Dentro de estos parámetros de juego siempre, y los pensadores de las teorías elitistas de la democracia dan buena cuenta de ello (Pareto, Mosca y Michels), existe una elite dominante que ejercerá el poder. ¿Qué es el Estado sino una relación de dominación de unos sobre otros? No es cuestión baladí; Max Weber y Karl Marx coinciden en este aspecto, y no son pensadores cualesquiera.

La disyuntiva hace su aparición cuando la propia idiosincrasia de nuestro régimen político resalta continuamente su carácter plutocrático. Los poderes fácticos económicos existen, primero porque los partidos no se subvencionan únicamente del Estado y de las cuotas de sus afiliados. Y segundo porque la capacidad de chantaje económico de las grandes empresas, es un hecho probado y repetido hasta la saciedad que no considero que requiera mayor aclaración. De todo este complejo entramado que acabo de describir se puede extraer la idea de que una élite política, pero también económica, ejercen en perfecta sintonía el poder en el Estado, y éste siendo una relación de dominación, en este caso será de esta elite (política y económica) sobre el resto de la población.

Obviamente, los medios de comunicación no se encuentran ajenos a dicho entramado, de modo que forman parte de la elite económica y disfrutan de su porción de poder. Se puede deducir por tanto, que tienen intereses concretos, no solo la intención de obtener el mayor número de beneficios económicos, sino también el tratar de proteger las bases fundamentales de los Estados que les permiten entrar en los esquemas de poder anteriormente comentados. Razón por la cual en sus informaciones nunca serán hostiles al aparato de los Estados, es decir a su estructura básica. Asunto diferente será las críticas, según la línea política de cada empresa, a actuaciones concretas de los partidos políticos en el poder. Pero nunca atacarán al corazón del sistema político, porque el objetivo de todo ello es perpetuar el modelo ideológico actual.

¿Hay censura?


Por tanto, se pueden apreciar poderosas razones para que sea posible la existencia de la censura. ¿Pero se practica? Deberían analizarse varias cuestiones:

  • ¿Por qué existen medios alternativos? La mera existencia de estos medios, el hecho de haber sido creados, puede inducir a pensar que fue motivo de que en los medios convencionales no se encontraran representados. También puede responder a que una cantidad de artículos críticos con el sistema, no fueran publicados en los medios convencionales. Hay que destacar que muchas de las personas que escriben en estos medios son gente con formación, doctores (en diferentes materias), analistas, periodistas etc. no son personas sin preparación que se les negara la publicación de sus artículos porque no tuvieran cierta calidad académica o literaria. Se concluye que si estas personas hubieran podido expresarse con libertad no hubieran tenido que recurrir a medios alternativos, cuya difusión es infinitamente menor.
  •  ¿Ideología en los textos escolares? Se debe entender la posibilidad de censura más allá incluso del ámbito periodístico.Hay que tener en cuenta la importancia de otros textos muy influyentes para el conjunto de la sociedad, como los libros de texto que usan los escolares en su período de aprendizaje. Es importante señalar que estos libros son transmisores de ideología, la Doctora Encarna Atienza en un estudio realizado en libros advirtió que presentan una manifestación encubierta de ideología, por tanto defienden un modelo concreto, por ende intereses determinados ¿sería ello razón para que se ejerciera en dichos libros la censura? Lamentablemente parece ser que sí, ya que Atienza concluye en su investigación lo siguiente: “Algunos temas polémicos se silencian o simplemente se sesga información en torno a los mismos. Se ofrece explícitamente cierta contextualización cultural y cognitiva; por otro lado, se omite parte de dicha contextualización.”[1] Si algunos asuntos, evidentemente los espinosos, se silencian o se tratan sesgadamente, implica que se pueda hablar de censura, censura con intenciones definidas. Esto es especialmente grave, y aunque no sorprenda a todos, pero ya se aprecia la intencionalidad de dirigir el pensamiento desde la más temprana edad.
  • ¿Existe la censura a través del propio Estado? Se han visto dos ejemplos de censura ejercida de manera implícita, ocasionada por las características (no casuales) de las condiciones mediáticas actuales. Se sabe que el Estado, en el mantenimiento del statu quo citado anteriormente recurrirá a la violencia si es necesario, no en vano es quien se reserva el uso legal de la violencia. No obstante Max Weber advirtió lo siguiente: “la violencia no es, naturalmente, ni el medio normal, ni el único medio de que el Estado se vale, pero si es su medio específico.”[2] Antes se dijo que el Estado es una relación de dominación de unos sobre otros (Dominantes – dominados). Para ello los dominantes usan de los instrumentos del Estado, la violencia es uno de ellos, pero no el único, además que no conviene abusar del uso de la violencia, porque puede generar hostilidad y rebeliones contra el Estado. Motivo, por el cual, el Estado se vale de otros medios, como bien podría ser la censura.

En el Estado español hay varios ejemplos de ello: Un caso actual muy sonado fue el secuestro de la revista de El Jueves, porque fue una medida adicional al procedimiento judicial abierto. Por el contrario, los cierres de Egin, Egin Irradia y Ardi Beltza no tuvieron la misma repercusión. Algo más conocida quizás es la sentencia de la Audiencia Nacional que absolvió al medio de comunicación Egunkaria, eso si, después de 7 años condenado al ostracismo mediático.

Hay más ejemplos, pero considero estos suficientes. Objetivamente se puede hablar de censura en casos así, porque se trata de silenciar o evitar que estos medios, que quizás a veces resulten incómodos, publiquen sus opiniones. Sin embargo no hay que olvidar que el hecho de que el Estado haya podido llevar a cabo esas actuaciones es porque se habían dotado de un cuerpo jurídico que las posibilitara. Entonces ¿Tenemos un ordenamiento jurídico que abre el camino al Estado para que ejerza la censura selectiva? Recordemos que hay un partido político mayoritario, que se alterna en el poder, que no ha condenado el régimen dictatorial que sometió a España durante 40 años a una dictadura. Hecho que por cercanía temporal y espacial merecen una condena clara e inequívoca de todas las fuerzas políticas que se dicen democráticas. Sin embargo, se pasa este hecho por alto y se le permite al partido concurrir a elecciones y gobernar, mientras se cierran medios de comunicación por otros motivos, ciertos o no, pero que difícilmente podrán considerarse más graves. La razón de esta aparente contradicción es que ese partido en cuestión es un coprotagonista indispensable del régimen político actual.

Conclusión

Todo ello concluye que existen unos motivos taxativos para que los medios de comunicación, en estrecha relación, si es necesario, con el Estado practiquen la censura, pues ambos tienen ciertos intereses en común. Este resultado se dará en cualquier Estado del mundo, efectivamente España no es una excepción, como tampoco el resto de democracias occidentales. Los argumentos que he dado a lo largo del texto dan buena muestra de ello. No obstante, la censura no se debe entender de una manera restrictiva, como si fuera una herramienta que solo se utiliza para coartar la libertad de expresión, o que forzosamente busque impedir el ejercicio de esta libertad. El comprender la censura en esos términos tan reduccionistas no posibilitaría ver su verdadero alcance.

Por el contrario, si se entiende de un modo más amplio, la censura se traduce en resultados, siendo éstos los verdaderos objetivos. Se trata de evitar que afirmaciones incomodas lleguen a un público amplio, porque las informaciones no publicadas, en última instancia es como si no existieran. El objetivo de la censura, por tanto, será evitar que el público mayoritario conozca informaciones que resulten peligrosas para los intereses del grupo dominante. Esa es la verdadera intención de cualquier censura, el modo de realizarla puede ser diferente según el contexto histórico, social o político. En un contexto estable y seguro se puede ejercer la censura más inteligente que existe, la cual consiste sencillamente en no perseguir, normalmente, a nadie por sus opiniones, pero asegurándose que esas opiniones, si entrañan cierto peligro para determinados intereses, no vean la luz pública.


[1] ATIENZA CEREZO, Encarna. Ideología y discurso en los contextos educativos: manifestación del currículo oculto. Pág. 146.
[2] WEBER. Max. El político y el científico. Alianza Editorial.

1 comentario:

  1. Sobre este tema hay un caso reciente que seguro te interesa...

    Veintiocho días después de que se estrenase con sobresaliente éxito el documental “Poder contra verdad”, sobre la destrucción de la primera fábrica de algodón del siglo XVIII en Ávila, que describía las irregularidades cometidas por Ángel Acebes (Alcalde de la ciudad, entonces) y por las diversas autoridades del PP, su autor José Ramón Rebollada (Jota) fue despedido como Jefe de Informativos de SER Ávila.

    Jota es un periodista absolutamente reconocido en Ávila por todas las fuerzas políticas y sociales, con la excepción del PP, que manifestaron su disconformidad con el despido y demandaron su readmisión mediante un comunicado a la SER, que no ha merecido siquiera una respuesta. La credibilidad de la SER y los valores que dice defender están abiertamente cuestionados con este proceder. Deben reconsiderar su decisión y readmitir a Jota, por la libertad de expresión.

    Y por ello puedes firmar:
    http://www.change.org/es/peticiones/alejandro-nieto-molina-demandamos-la-inmediata-readmisi%C3%B3n-de-j-ram%C3%B3n-rebollada-jota-jefe-de-informativos-de-ser-%C3%A1vila-tras-un-despido-injusto-y-sin-fundamento

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