El socialismo se debe entender como una doctrina política, pero también como un modo de producción. Para comprender lo que es un modo de producción habrá que partir de la idea de que los seres humanos necesitan transformar las materias primas, presentes en la naturaleza, en objetos aptos para el consumo. Dicha transformación será llevada a cabo mediante el trabajo que las personas ejercen sobre las materias primas; a este proceso se le conoce como producción. Por ende, la manera en que se organice el trabajo será el modo de producción, cuya meta obviamente será producir. La propiedad de los medios de producción es la cuestión clave para distinguir entre un modo de producción u otro. Un medio de producción es aquello que alberga todo lo necesario para producir, es decir: una maquinaria, un centro de trabajo, una empresa y un capital.
Conviene recordar que en el Socialismo Marxista se distinguen 3 fases: 1. Establecimiento del Socialismo. 2. Dictadura del Proletariado. 3. Sociedad Comunista. La meta es llegar a la sociedad comunista en la que desaparecerán tanto los antagonismos de clase como el Estado. A su vez se tejerían las medidas necesarias para evitar que anterior clase dominante retorne al poder, ese es precisamente el objetivo de la Dictadura del Proletariado (fase temporal) que deberá de salvaguardar los logros del socialismo, evitando que la anterior clase dominante (tanto económica como política) vuelva a copar el poder. Eso podría revertir el proceso revolucionario.
Es plenamente complejo afirmar universalmente de que manera se encuentran los medios de producción en cada fase, de las nombras anteriormente, puesto que no hay ejemplos históricos que ilustren la experiencia de un modo claro. El Marxismo aboga por la llamada socialización de los medios de producción, es decir que pertenezcan a la sociedad en su conjunto y que sea ésta quien decida como, cuanto y de que manera producir con el objetivo de satisfacer las necesidades reales de la gente. La manera de cómo se pueden determinar estas necesidades podría ocupar otro artículo sin duda. Sin embargo, la socialización de los medios de producción no es algo que se haya logrado en su totalidad nunca, como tampoco la sociedad comunista, a pesar de que ésta sea la meta final del Marxismo.
Empero, es sensato comprender la necesidad de esas fases, puesto que las transformaciones necesarias en la sociedad, en su organización y en su propia conciencia para alcanzar el comunismo son tareas titánicas que no pueden llevarse a cabo en un período corto de tiempo. A pesar de ello, la historia (al menos a día de hoy) nos ha privado del testimonio de ver la obra Marxista culminada. Pero, si se toma como ejemplo el país en el que durante un mayor tiempo se aplicaron las ideas marxistas, es decir la URSS, y si se observa en él la propiedad de los medios de producción se aprecia que éstos únicamente fueron estatalizados, no socializados. Aunque, es cierto que los logros económicos (por lo menos hasta 1953) son incuestionables y que redundaban en beneficios colectivos[1].
No obstante, los logros económicos a los que se hizo referencia, se deben también a otra cuestión fundamental para entender el socialismo, como es la planificación económica. Llegado a este punto conviene recordar, al respecto, las palabras de una de las mentes más extraordinarias del siglo pasado (Albert Einstein):
En ese párrafo se encuentra brevemente definido, pero con suma precisión, lo que debería ser una economía planificada. En la planificación económica se estudian las necesidades que se deben cubrir, y se calcula la producción necesaria para satisfacerlas, sin que medie para ello en todo este proceso el libre mercado o la ley de la oferta y la demanda. Se puede concluir, por tanto, que el socialismo es un modo de producción, en el cual los medios de producción se hallan socializados y la economía se lleva a cabo de forma planificada.
Conviene recordar que en el Socialismo Marxista se distinguen 3 fases: 1. Establecimiento del Socialismo. 2. Dictadura del Proletariado. 3. Sociedad Comunista. La meta es llegar a la sociedad comunista en la que desaparecerán tanto los antagonismos de clase como el Estado. A su vez se tejerían las medidas necesarias para evitar que anterior clase dominante retorne al poder, ese es precisamente el objetivo de la Dictadura del Proletariado (fase temporal) que deberá de salvaguardar los logros del socialismo, evitando que la anterior clase dominante (tanto económica como política) vuelva a copar el poder. Eso podría revertir el proceso revolucionario.
Es plenamente complejo afirmar universalmente de que manera se encuentran los medios de producción en cada fase, de las nombras anteriormente, puesto que no hay ejemplos históricos que ilustren la experiencia de un modo claro. El Marxismo aboga por la llamada socialización de los medios de producción, es decir que pertenezcan a la sociedad en su conjunto y que sea ésta quien decida como, cuanto y de que manera producir con el objetivo de satisfacer las necesidades reales de la gente. La manera de cómo se pueden determinar estas necesidades podría ocupar otro artículo sin duda. Sin embargo, la socialización de los medios de producción no es algo que se haya logrado en su totalidad nunca, como tampoco la sociedad comunista, a pesar de que ésta sea la meta final del Marxismo.
Empero, es sensato comprender la necesidad de esas fases, puesto que las transformaciones necesarias en la sociedad, en su organización y en su propia conciencia para alcanzar el comunismo son tareas titánicas que no pueden llevarse a cabo en un período corto de tiempo. A pesar de ello, la historia (al menos a día de hoy) nos ha privado del testimonio de ver la obra Marxista culminada. Pero, si se toma como ejemplo el país en el que durante un mayor tiempo se aplicaron las ideas marxistas, es decir la URSS, y si se observa en él la propiedad de los medios de producción se aprecia que éstos únicamente fueron estatalizados, no socializados. Aunque, es cierto que los logros económicos (por lo menos hasta 1953) son incuestionables y que redundaban en beneficios colectivos[1].
No obstante, los logros económicos a los que se hizo referencia, se deben también a otra cuestión fundamental para entender el socialismo, como es la planificación económica. Llegado a este punto conviene recordar, al respecto, las palabras de una de las mentes más extraordinarias del siglo pasado (Albert Einstein):
“En una economía así (socialista), los medios de producción son poseídos por la sociedad y utilizados de una forma planificada. Una economía planificada que ajuste la producción a las necesidades de la comunidad, distribuiría el trabajo a realizar entre todos los capacitados para trabajar y garantizaría un sustento a cada hombre, mujer, y niño.”[2]
En ese párrafo se encuentra brevemente definido, pero con suma precisión, lo que debería ser una economía planificada. En la planificación económica se estudian las necesidades que se deben cubrir, y se calcula la producción necesaria para satisfacerlas, sin que medie para ello en todo este proceso el libre mercado o la ley de la oferta y la demanda. Se puede concluir, por tanto, que el socialismo es un modo de producción, en el cual los medios de producción se hallan socializados y la economía se lleva a cabo de forma planificada.
[1] HERMIDA, Carlos. Cuestiones sobre Stalin. págs. 142 y 143. 2005 Revista Historia y Comunicación Social.
[2] EINSTEIN, Albert. “¿Por qué socialismo?”
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