PP, Ciudadanos y Vox: Una derecha con tres cabezas


El pacto alcanzado en Andalucía, por los tres partidos mayoritarios de derechas en España, sirve para ilustrar cómo la derecha también sabe alcanzar acuerdos. Es cierto que no es un pacto que hayan firmado simultáneamente las tres formaciones políticas, pero éstas sí tuvieron que sumar sus fuerzas para que el candidato del Partido Popular fuera investido. Ahora bien, el hecho de que haya habido negociaciones nos permite deducir que no eran formaciones idénticas, ya que de ser así el acuerdo habría sido inmediato. Asimimo, que dichas negociaciones hayan terminado siendo fructíferas nos permite concluir que existía cierta sintonía, de lo contrario no habría podido haber un marco de entendimiento que posibilitara los acuerdos. Dicho esto, después de Andalucía habrán más citas electorales en las que tres fuerzas políticas netamente de derechas, cada una con sus propias expectativas, van a competir. Es una circunstancia inédita en el sistema político español que bien merece un pequeño análisis.

Primeramente, son tres partidos de derechas, de eso no cabe ninguna duda. Al respecto, los tres comparten, por ejemplo, un programa económico de corte liberal, orientado hacia la bajada de impuestos, y también cuentan con un fuete componente nacionalista (central). Sin embargo, es interesante estudiar sus diferencias. El Partido Popular es un partido marcadamente conservador en lo social que, pese a sus intentos por modernizarse, es en buena medida ese hijo sociológico del franquismo al que le cuesta mucho quitarse esa losa ideológica que le impusieron sus siete padres, apodados los siete magníficos. Es un producto que refleja esa España profunda, tradicional pero que también ha absorbido ciertos matices liberales, sobre todo en lo económico, pues de lo contrario habría adoptado una economía más proteccionista.

Por otro lado, el partido de Génova es el más veterano de los tres y eso se nota. Pese a que no cuenten con escuelas de formación para sus cuadros, como sí sucede en los partidos de izquierdas, se aprecia más “oficio” (llamémoslo así) en sus actuaciones, las cuales están siempre guiadas por el pragmatismo. En relación con esto no conviene olvidar como, en 2016, consiguieron hacerse con la presidencia del Gobierno, logrando tanto el apoyo de ciudadanos como la polémica abstención del PSOE. Y, en lo concerniente a Andalucía, al ver que las cifras daban no dejaron escapar la oportunidad de conseguir el gobierno de esta comunidad. Su vocación de gobierno siempre va a determinar sus acciones políticas.

El segundo de los partidos, Ciudadanos, es un partido en constante cambio, pero corre el riesgo de convertirse en aq río del que hablaba Heráclito. Al respecto, el filósofo griego argüía que como todo está en constante cambio resulta imposible bañarse dos veces en el mismo río, porque no encontraremos la misma agua. Cuando nació el partido naranja parecía querer proyectar una imagen más socialdemócrata, pero pronto viró hacia la derecha. En este sentido, su respuesta al nacionalismo catalán fue más nacionalismo español. Fueron estrictamente reaccionarios, en vez de apostar por vías ilustradas o democráticas. Por otra parte, también es significativo que Ciudadanos, hace unos años, mostraba una actitud crítica y en ocasiones ambigua frente a la violencia de género, tanto es así que en su programa electoral figuraba lo siguiente: « pero que la violencia de género sea infligida más frecuentemente por hombres contra mujeres...». Evidentemente, era una afirmación sumamente imprecisa, dado que lo que caracteriza a la violencia de género es precisamente que es ejercida por un hombre hacia una mujer.

No obstante, y esto es más visible a raíz de la irrupción de Vox, da la sensación que Ciudadanos ha iniciado un viaje hacia una derecha más moderada. Esto puede constatarse en su negativa a relacionarse con Vox o, precisamente, porque ahora parecen abordar el problema de la violencia de género con más contundencia que antes. En realidad, aunque el terreno electoral de la derecha esté más saturado que nunca, puede haber un interesante granero de votos en la derecha más moderada, quizá ahora algo más olvidada por el PP y Vox. Ese aspecto puede no haber sido pasado por alto por Ciudadanos. En cualquier caso es importante, para sus aspiraciones, que deje de ser ese “partido muleta” que solo sirve para que salgan gobiernos (como en el año 2015 en Andalucía y en Madrid, o aquella presidencia del Gobierno en 2016). En consecuencia, debe saber rentabilizar que ahora formará parte del Gobierno de Andalucía.

Por último, ¿qué se puede decir de Vox? Es el partido más reciente de los tres y su aparición en la escena mediática se ha acompañado principalmente de dos elementos: la defensa a ultranza del nacionalismo español y su desafección con la actual ley de violencia de género. En lo social es el más conservador de los tres, mientras que en lo económico, gracias a sus propuestas de bajadas de impuestos (IRPF, sociedades…) o directamente supresiones de los mismos (patrimonio, sucesiones y plusvalías municipales), también se sitúa muy a la derecha. En realidad, dado que es un partido español muy conservador es inevitable que beba, en muchos aspectos, del clásico nacionalcatolicismo. Ahora bien, pese que su discurso sirva para captar algunos votos, los extremos políticos no son grandes caladeros de votos lo que inevitablemente le llevará, con el tiempo, a moderar su discurso para conseguir más apoyos. Puesto que, hoy en día, electoralmente hablando es imposible rechazar el funcionamiento de un partido catch-all o “atrapalotodo”.
 




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