La observación electoral en México, y las polémicas presidenciales del 2006


Introducción

México es una pieza clave en el continente latinoamericano, todo lo políticamente relevante en el país, va a tener su importancia en la región. Las elecciones del 2012 pueden suponer un cambio en la política de México, por lo que va a ser el centro de atención durante su proceso electoral.

Se trata de un país al que se le podría calificar como de políticamente “inquieto”. Desde los tiempos en que el PRI predominaba en cada una de las esferas políticas del país, éste no ha cesado en su empeño de reformar el sistema. Es cierto que no se ha salido de las pautas jurídico - políticas establecidas por los regímenes occidentales, pero al menos se ha atrevido a reformarse a sí mismo. Hay países que se autoincardinan en primera línea de democracia y llevan largos períodos de tiempo sin acometer mejoras en su sistema electoral.

Uno de los problemas más importantes del México es su pobreza, máxime cuando tiene una capacidad económica destacable. El continente latinoamericano ha sido una especie de campo de pruebas del neoliberalismo, en el que se han probado doctrinas rechazadas incluso en sus países de origen. En México el neoliberalismo entró durante la década de los 80, dándole un impulso innegable el expresidente Carlos Salinas; así como el iniciador de estas políticas en el país, Miguel de la Madrid Hurtado.

“A partir de 1982 y durante tres administraciones (1982 – 2000) se aplicó en México el proyecto neoliberal que se tradujo en el abandono del Estado interventor, así como de su responsabilidad social; además se reemplazó el modelo de industrialización sustitutiva de importaciones (“hacia dentro”) por la liberalización y desregularización industrial, comercial y financiera (hacia fuera); a diferencia de antaño se dio prioridad al capital financiero o inversión de cartera por el capital productivo; de la aspirada soberanía en el diseño de la política, se aceptaron las directrices del FMI y del BM. En la esfera social, la exclusión, la marginación, la “pobreza extrema”, fueron las palabras clave (…)”[1]


La relación en México entre neoliberalismo y pobreza debe tenerse en cuenta. Un cambio de modelo económico, sería una política de gran trascendencia en el país. En cualquier caso, México se ha podido dotar de un sistema político homologable al resto de los regímenes occidentales. Pero, en el próximo proceso electoral tiene que demostrar que su maquinaria política se encuentra perfectamente engrasada. El IFE (Instituto Federal Electoral) y el resto de actores del proceso como los partidos políticos, deberán someterse a las reglas competitivas propias de los regímenes pluripartidistas. Tres partidos son los candidatos en liza; no se trata de un bipartidismo (perfecto o imperfecto) clásico. Aunque de momento uno de ellos cuente con la ventaja que le otorgan las encuestas aún queda prácticamente un año, y eso en política a veces es demasiado tiempo.

Un poco de historia sobre la observación electoral

La observación electoral ha cobrado una mayor importancia con el devenir de los años. Ya que, otorga credibilidad, fortaleza y transparencia a cualquier proceso electoral. La observación electoral se podría definir como el conjunto de mecanismos que permite registrar todas las características de un procedimiento electoral, de tal manera que pueda concluir la limpieza, o no, de unas elecciones.

México, en este sentido, no es ajeno a la observación electoral. Este país, hace ya años, emprendió un largo camino con la intención de mejorar la calidad de su régimen. Como hasta el más largo viaje comienza con un primer paso, sus primeras reformas se encaminaron a mejorar la pluralidad y competitividad de su sistema de partidos, pero no fue hasta unos años después que se reconociera la observación electoral en ese país.

El IFE, desde su creación, en 1990, siempre ha tratado de aportar nuevos elementos legitimadores al sistema electoral y, como no podía ser de otra manera, también se ha encargado de impulsar la observación electoral. Pero, aunque ésta no fue legalmente reconocida hasta 1993 grupos de la sociedad civil ya llevaban a cabo cierta vigilancia sobre las posibles irregularidades que pudieran darse en el proceso electoral. En 1989 la observación electoral cobró una importancia relevante, sobre todo en las elecciones locales, donde participaban organizaciones en tareas de observación electoral.[2]

De modo que, en 1994, en las elecciones presidenciales, es cuando formalmente se ejerció una labor reconocida de observación electoral. Ello no se desarrolló sin ciertas dificultades, ya que en ese año fue asesinado Luis Donaldo, candidato del PRI. Pero, y a pesar de ello, en 1994 asistieron 943 visitantes extranjeros.[3]

La observación electoral durante las elecciones del 2006

“En conjunto, las elecciones presidenciales y legislativas del 2 de julio de 2006 cumplieron con los principios para la celebración de elecciones auténticamente democráticas. Fueron, generalmente, competitivas, transparentes, bien administradas, y se celebraron en un ambiente de respeto a las libertades de expresión, reunión y asociación, demostrando el firme compromiso de los ciudadanos mexicanos con el fortalecimiento y consolidación de la democracia.”[4]

Según este párrafo del informe final de la Unión Europea sobre las elecciones del 2006 en México, aparentemente se puede deducir que el proceso fue limpio y acorde con los principios exigidos. El conflicto más sonado en esas elecciones fue el posible fraude electoral que favoreció al candidato del PAN, Felipe Calderón. Pero, según este informe, Calderón ganó, aunque por estrechísimo margen (0,56%) al candidato del PRD, López Obrador. Ello conllevó una serie de acciones por parte de Obrador, como el acto de investidura alternativo en el que se autoproclamó presidente legítimo de México. Obrador sostenía que existieron ciertas irregularidades que pudieron favorecer a Calderón, y cuando se trata de una diferencia tan nimia que no llega ni al 1%, evidentemente cualquier pequeño porcentaje de votos podría inclinar la balanza definitivamente por uno de los dos. Si Obrador volviera a concurrir a las elecciones del 2012 habría que tener en cuenta cierto recelo, justificado o no, en sus seguidores.

Sin embargo, estudios independientes que se realizaron a posteriori sugieren que el asunto del posible fraude no debía darse por cerrado, porque admitía más opiniones. Como, por ejemplo, el estudio que llevó a cabo Walter Mebane, profesor de la Universidad de Cornell. Mebane usó la conocida distribución del segundo dígito en la ley de Benford, la cual sostiene que los primeros dígitos en determinadas cifras sociales se prestan a evolucionar de una manera determinada. Pero, como en el caso de las elecciones no tiene porque coincidir forzosamente con el primer dígito de esta ley, es por eso que Mebane usó para su estudio el segundo dígito. De esta manera concluyó lo siguiente:

“The 2BL test results for secciones certainly suggest there are problems with the 2006 presidential vote counts in many Mexican states, although probably not in most of them. Morerefined analysis is needed to reach sharper conclusions, but the general impression is that more intensive investigation of the election results is in order.”[5]


Mebane afirma que, según sus investigaciones, han existido problemas con los votos en algunos estados del país. En este sentido, de ser cierta la teoría de Mebane, podría estar hablándose de un fraude que habría tenido la suficiente fuerza como para haber cambiado el resultado final de las elecciones, puesto que, el estrecho margen que le dio la victoria a Calderón podría perderse, correspondiéndole, en este caso, la presidencia a Obrador.

Respecto a otros aspectos de las elecciones el informe de la UE destaca, en líneas generales, la profesionalidad de IFE. Resalta algunos problemas con el padrón electoral, aunque éstos no llegaron a afectar al proceso, en parte por las medidas de control como las credenciales para votar. El padrón y su actualización siempre es algo que los observadores electorales han de comprobar, así como anotar las posibles irregularidades en torno al mismo. En México, se ha de comprobar exhaustivamente, puesto que existen antecedentes relativamente recientes, como el que se acaba de hacer mención.

La notable polarización del ambiente en campaña electoral, también es objeto destacable. Lo cual se comprende fácilmente cuando se observan los ajustados resultados de ambos candidatos en contienda. Aunque, en este sentido, cabe apuntar que en el proceso del 2012 no parece vislumbrarse un escenario de estas características.

Las organizaciones de la sociedad civil también prestaron un valioso servicio a la observación electoral. Conviene recordar que antes de que la observación electoral se regularizara en el país, estas asociaciones jugaban ya un papel considerable. De modo que, es recomendable entre los observadores internacionales que mantengan contactos directos con estas asociaciones, que en México cobran una especial importancia.

La misión afirma que el recuento parcial que se llevó a cabo se hizo con total normalidad y transparencia. En el cual únicamente era posible remarcar algunos errores no humanos y que no parecían tener ningún patrón de conducta reseñable encaminada a obtener un determinado resultado. De modo que, para la Misión de Observadores de la Unión Europea las elecciones fueron válidas.



[1] SALAZAR, Francisco. Globalización y política neoliberal en México. El Cotidiano, julio – agosto, año/vol. 20, número 126. Universidad Autónoma Metropolitana – Azcapotzalco, Distrito Federal México.
[2] CARRILLO POBLANO, Manuel. El Instituto Federal Electoral fomenta la observación electoral profesional e independiente. Derecho y Cultura, num. 11 – 12, septiembre  - diciembre 2003, pp. 61 – 68. Pág. 62.
[3] Ibíd. Pág. 67.
[4] Informe Final Elecciones Presidenciales y Legislativas  2 de julio 2006. Misión de Observación Electoral Unión Europea.
[5] MEBANE, Walter. R. Election Forensics: Vote Counts and Benford’s Law. Pág. 21.

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