Una breve disertación sobre la ideología de Falange

José Antonio Primo de Rivera

El falangismo es una ideología más compleja de lo que se puede pensar en un principio. Además, pese a que el franquismo aplicó parte de su programa, en absoluto fue llevada a la práctica tal y como se concibió en sus inicios. Así pues, si se pretende llevar a cabo un análisis teórico de esta ideología, lo mejor es acudir a documentos anteriores al propio franquismo. De esta manera, nos encontramos con que el comienzo del proyecto de José Antonio Primo de Rivera, data del 29 de octubre de 1933, cuando éste funda Falange Española.

Sin embargo, uno de los mejores documentos para poder extraer los aspectos clave de la ideología falangista no se publicó hasta unos meses después, en concreto el 3 de diciembre de ese mismo año. Ese texto, que se dio a llamar: “Puntos iniciales”, comienza destacando que España es una unidad de destino. Una realidad histórica. En este sentido, el falangismo se presenta como una fuerza eminentemente nacionalista. La Falange entiende, igual que el resto de nacionalistas, que la nación (española) es una especie de ente natural presente desde tiempos inmemorables, lo que les permite alzarla a la categoría de realidad histórica. No obstante, España, igual que el resto de naciones europeas fue diseñada y construida, sobre todo, en el siglo XIX. Antes de este siglo podría hablarse de distintos tipos de identidades colectivas, que todavía no eran nacionales. 

El segundo punto, titulado “Disgregaciones de España”, ahonda en la importancia que tiene España en este proyecto. Esta formación política entendía que España se encontraba dividida por los nacionalismos periféricos (llamados separatismos locales por Falange); por las pugnas entre los distintos partidos políticos; y, por último, por la lucha de clases. En consecuencia, frente a esos elementos que, para Falange, dividen la patria, se proponía a la nación como elemento vertebrador, al cual se han de supeditar todos los demás. Por consiguiente, el partido de José Antonio, ya rechazaba los llamados nacionalismos periféricos, que ya surgieron en España a finales del XIX y principios del XX.

Asimismo, Falange también proponía un régimen de partido único, porque, desde su punto de vista, si solo existe una patria, no entendían porqué debían existir más partidos. Por otra parte, su rechazo al marxismo nace porque el marxismo basaba buena parte de su teoría en el planteamiento de la lucha de clases, lo que implicaba articular su acción política en el concepto <<clase>>, lo que le dota de un carácter internacionalista que, por supuesto, choca con los postulados falangistas. Entonces, ¿qué proponía José Antonio, para terminar con las contradicciones de clase? La llamada producción nacional.

El cuarto punto habla del papel del Estado, aunque es más breve de lo que cabría esperar. El nacionalismo vuelve a hacer acto de presencia, cuando el documento alude a esta idea: <<Quiere un Estado creyente en la realidad y en la misión superior de España. Un Estado que, al servicio de esa idea, asigne a cada hombre, a cada clase y a cada grupo, sus tareas, sus derechos y sus sacrificios. Un Estado de TODOS; es decir, que no se mueva sino por la consideración de esa idea permanente de España; nunca por la sumisión al interés de una clase ni de un partido.>>[1]. De esta manera, Falange dota al Estado de una condición que podía entenderse como totalitaria, porque éste asignaría a cada individuo sus tareas, derechos y sacrificios; y además debería hacerlo en base a lo que fuera mejor para España.

La cuestión del Estado, en Falange, puede completarse con unas declaraciones de José Antonio, que hizo el 19 de diciembre de 1933. En las mismas, el ideólogo criticaba (como era costumbre en él) los postulados rousseaunianos. Estos postulados entendían que aquella Voluntad General propuesta por Rousseau, no se equivocaba nunca, ya que ésta no era considerada como la mera suma de voluntades individuales, sino como la verdadera voluntad popular. Pero, José Antonio, pretendiendo no divinizar al Estado, señalaba que aquellos que obligan al Estado (como esa Voluntad General rousseauniana) pueden equivocarse. Por ese motivo, para José Antonio, el Estado debe tener un carácter instrumental, el cual debe cumplir con esa misión que se le encomienda, que no es otra que estar al servicio de ese destino histórico que es España.[2]

El punto quinto retoma la idea de la supresión de los partidos políticos. Este punto crítica al régimen parlamentario y a su consecuencia más directa: los partidos políticos. A su vez, formula una llamativa crítica sobre las carencias de la representación en este tipo de regímenes: <<En el Parlamento, unos cuantos señores dicen representar a quienes los eligen. Pero la mayor parte de los electores no tienen nada común con los elegidos: ni son de las mismas familias, ni de los mismos municipios, ni del mismo gremio.>>. Frente a ello, José Antonio propone como realidades tangibles: la familia, el municipio y el trabajo (pertenencia al sindicato o gremio). Por tanto, para Falange, la vida política del Estado debería articularse sobre esos principios, y no sobre los partidos políticos.

En su apartado número 6, el escrito vuelve a incidir en la superación de la lucha de clases. Para ello, se le atribuye al Estado la obligación de proporcionar trabajo a todo hombre. El Estado determinará lo que se conoce como producción nacional, ya que para el falangismo no deben existir antagonismos de clase porque ambas contribuirán al sostenimiento de esa empresa común. Mientras tanto, en el séptimo punto se aprecia una primacía de la colectividad frente al individuo, en la que se reconoce una cierta libertad individual, siempre que ésta no contradiga lo que se entienda bueno para la nación.

En el penúltimo apartado se aprecia una de sus coincidencias con el fascismo, pues comienza negando la interpretación materialista de la Historia que lleva a cabo el marxismo. El fascismo, al tratarse de una ideología que bebe del romanticismo, como puede desprenderse de su carácter nacionalista y mitológico, no acepta la metodología de análisis marxista. Asimismo, en este punto también se plantea la relación entre la religión católica y la nación española, en términos muy parecidos a los que planteaban los conservadores del siglo XIX. Para estos conservadores la identidad religiosa católica había jugado un papel protagonista en la conformación de la nación española. Además, apuntaban, como es común en los nacionalistas, un origen remoto de España como nación; en realidad recuerda al mito de Recaredo como fundador de España.

No obstante, muy pronto esta ideología experimentaría algunos cambios, incluso antes de que Falange se fusionara con los requetés carlistas, mediante el decreto de unificación del 37. Esos cambios a los que se aludía tuvieron lugar el 15 de octubre de 1934, cuando Falange Española se fusionó con las con las Juntas de Ofensiva Nacional – Sindicalista (J.O.N.S), dando paso a Falange España de las J.O.N.S. Así pues, un documento recogió los cambios sufridos tras el primer Consejo Nacional de la nueva formación política, celebrado en Madrid los días 4, 5, 6 y 7 de Octubre de 1934. ¿Cuáles pudieron ser sus transformaciones más significativas? Primeramente, se radicalizó el discurso nacionalista. También, se habla, por primera vez, de que el Estado sea un instrumento totalitario. Asimismo, se desarrolla más un programa económico anticapitalista y antimarxista, en el que una producción planificada estuviera destinada a satisfacer metas nacionales. Al mismo tiempo, se introduce la reforma agraria y el concepto de <<propiedad familiar>> de las tierras. Y, en último lugar, se habla de la importancia de la educación en el proceso nacionalizador.

En resumen, podría afirmarse que el rasgo más destacable del falangismo sería su carácter fuertemente nacionalista, pero también se presenta otro dilema: ¿es Falange un partido fascista? José Antonio abordaba esa cuestión y, al respecto, matizó lo siguiente: << (…) la Falange Española de las J.0.N.S. no es un movimiento fascista, tiene con el fascismo algunas coincidencias en puntos esenciales de volar universal; pero va perfilándose cada día con caracteres peculiares y está segura de encontrar precisamente por ese camino sus posibilidades más fecundas.>>[3]. En cualquier caso, el debate está abierto y, sin duda, puede escribirse mucho sobre este tema.


[1] Falange Española. Puntos iniciales, 7 diciembre 1933
[2] Discurso pronunciado en el Parlamento el 19 de diciembre de 1933
[3] PRIMO DE RIVERA, José Antonio. Falange Española de las JONS no es un movimiento fascista. Nota publicada en la prensa española el 19 de diciembre de 1934.

2 comentarios:

  1. Se te ha pasado algo muy importante. Si en 1934 se fusionan FE y las JONS, siendo esto importante lo fue más la fusión realizada por Franco de FE de las JONS con los Requetes, a expensas de la voluntad del Fe y de las JONS, sobre todo de su jefe Hedilla. Esta fusión de 1937, fue posteriormente importantisima para el devenir de España en la segunda guerra mundial y del tipo de régimen que tuvimos, que fue un régimen militar y no político. Con esta unificación de dos partidos con jefes independientes y políticas inconciliables... Franco solucionó su problema político y se declaró jefe único de un partido único.

    Desde los 12 años a los 14, cada Agosto nos llevaban a los campamentos del Frente de Juventudes, en Alborache, Tabarla y Bronchales. Una canción se repetia cada verano: "Que no queremos reyes idiotas y por pelotas implantaremos un estado sindical ¡Abajo el rey! "

    Un saludo, Juan Carlos

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  2. Hola Gandara, perdona el retraso en contestar este mensaje. Si te fijas hago una breve referencia a lo que pasó en 1937, pero no entro en detalles porque el objetivo de este artículo era retratar la ideología de Falange, desde un punto de vista lo más teórico posible. Por esa razón recurro a los documentos que recojo en el texto.

    Yo opino que el franquismo buscó dotarse, aunque sea en apariencia, de cierto contenido ideológico cercano al fascismo, por una cuestión obvia. Sin embargo, el régimen franquista, como bien señalas, tuvo más carácter militar que político, ya que ideológicamente puede decirse que no "inventó" nada, puesto que adoptó unos postulados tradicionales católicos nacionales.

    Un saludo.

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